miércoles, 30 de julio de 2008

JET LAG

Hola:

Os dejo un vídeo del gran Iván Ferreiro. Actúa el 1 de agosto en Sos del Rey Católico, hermoso pueblo de la provincia de Zaragoza (aclaro por si hay algún lector "extranjero"), dentro del Festival Luna Lunera. Yo, pese a tener la entrada, no voy a poder acudir por problemas logísticos. Llevo un gafe con cada cosita que intento ir a ver... En fin, espero que disfrutéis de las hermosas imágenes y de los bellos sonidos.

Chau.


jueves, 17 de julio de 2008

IN MEMORIAM

Hola, chavales. ¿Hola? Bueno, es una fórmula de cortesía, aunque nadie responda.

No puedo dejar pasar más días sin lanzar mi mínimo y sentido homenaje a un gran artista que ya no está con nosotros: D. Sergio Algora. Cantante y autor de las letras de los míticos El Niño Gusano, imprescindible grupo zaragozano, una de las cumbres del pop patrio en el pasado siglo. Poeta, relatista, columnista, "empresario"... Un tipo imprescindible al que su corazón le jugó una mala pasada, y ya que estaba, al de todos sus seguidores. El último concierto que he visto, el último cedé que he comprado (uno de su última aventura musical, La Costa Brava) y el último libro que he leído, no he podido acabarlo (A los hombres de buena voluntad), son suyos.

Alguien nos pinchó el globo ahora que lo estábamos pasando tan bien.

Ya no podré saludarle, ni pasar por su bar para decirle "Hey, ahora somos colegas. Mira lo que he escrito".


"tejí con hilo verde una alfombra de hojas donde tumbarme,
también fabrique un dado con la palabra "hoy" en cada lado"

Descanse en paz.

TUS OJOS EN LA PANTALLA



Llevo unos días con la extraña sensación de que alguien me observa. Y no sé si son imaginaciones mías o es así en realidad. Me despierto por las mañanas y abro los ojos despacito, por si me encuentro con la cara de alguien a diez centímetros de mi nariz. Por las noches es peor.


Sueño constantemente, siento que en algún lugar del mundo, quizá en el hemisferio sur, mientras yo intento descansar para al día siguiente no parecer un muerto viviente,una persona, dos, catorce... no se pierden ni un detalle de mí.


Me miran del derecho y del revés, me dan la vuelta, me colocan en una hilera, midiendo y pesándome, juzgando si merece la pena, pensando si no será mejor pasar a otra cosa, mover un dedo y hacerme desaparecer para siempre de sus vidas. Y esto me da miedo, me preocupa que soplen levemente y pase a ser ni siquiera un recuerdo.


Cada vez que lo pienso, y lo escribo, estoy más convencido: Alguien me espía en secreto, no sé con qué intención. Desde una habitación de un hotel, en el trabajo, en un parque moderno. Me miran y piensan, a lo mejor se tocan. Esbozan una sonrisa o ponen cara de quemeestacontando. Un, dos, tres y ya no estás.


Salgo a la calle y me paro cada pocos pasos. Intento escuchar entre los ruidos, descubrir el leve taconeo de unos pies que siguen mis huellas en el asfalto. Silencio. Nada que merezca la pena ser recordado.


Tendré que dar lo mejor de mí, vestirme para la ocasión, perfumarme ligeramente, para que no te escueza el corazón. Por si acaso. Por si decides venir.

martes, 15 de julio de 2008

EL HOMBRE ATORMENTADO

Sergio peleaba contra las tormentas. No me preguntéis porqué. Sólo puedo deciros que lo vi muchas veces, debajo de la lluvia, luchando contra el temporal. Las presentía como nadie. Una hora depués de acostarse, mientras se estaba afeitando, cuando el viento levantaba levemente la esquina de la nota que el camarero le dejaba en un platito, con el coste de la consumición en una terraza. Y podías notar cómo se agitaba, cómo se le erizaban las venas y entraban en revolución. El ejército rojo subiendo a los camiones, la mirada en el frente y el corazón encogido por el vértigo de la Historia. La nube N soltaba la gota G en el momento M. No había vuelta atrás. Al rebotar en el afeitado cráneo de Sergio en pijama, con la cara a medio afeitar o bebiendo el último trago de su inacabada cerveza, levantaba los brazos que acababan en puños y se disponía a combatir. El viento le azotaba en el mentón y él cimbreaba la cintura para zafarse del ataque, devolviendo un golpe al aire que aullaba de dolor. El huracán intentaba cegarle con arenilla arremolinada entre sus pestañas, con diminutas múltiples piezas de granizo, con gotones que estallaban en sus pómulos. Sergio entrecerraba los ojos, agachaba la cabeza y la introducía en el agujero del vendaval, golpeando con rabia, izquierda, derecha, izquierda. La catarata de agua intentaba derribarle, hacerle morder el charco del suelo, beber el polvo de la lona, acribillándole una y otra vez con sus cuchillas heladas. Con la ropa pegada al cuerpo le resultaba más difícil moverse, incluso tenía que adoptar estrategias defensivas, esperando dar el golpe de gracia. Los músculos le dolían y sentía frío. En ocasiones, al borde de la derrota, dejaba al margen las normas del buen combatiente y arremetía contra el enemigo a base de mordiscos y agarrones. O se abrazaba al cuerpo de su oponente buscando una tregua, estudiando el modo de derribar las defensas enemigas. Los asaltos apenas duraban unos minutos pero el tiempo se desliza despacio en el barro de la playa. Cuando la tormenta empezaba a retroceder, Sergio se crecía y reunía nuevas fuerzas para golpear al adversario en retirada, intentado darle una lección que pudiera recordar hasta la próxima vez, que tarde o temprano, llegaría, siempre llegaba. Las nubes se alejaban asustadas, admiradas, algo avergonzadas. La lluvia ascendía hasta la nave nodriza para planificar la próxima batalla, recomponiendo su estrategia, haciendo recuento de las bajas. Sergio confundía el sudor con las lágrimas cuando levantaba la vista hacia el cielo, exhausto, extenuado, sabiéndose el centro del universo.

Y LUEGO DIRAN QUE BLOGEAR ES FACIL...

Tener un blog es como tener un hijo: Lo tienes que alimentar todos los días, quieras o no. Por eso no deberían dejar hacer un blog a cualquiera, sólo a los que hubieran sacado un 10 en conducta y hubieran pasado algún cursillo. Que le das un blog al primero que pasa y luego... lo tenemos que lamentar.

Cuántas cosas tengo que aprender, cuántas triquiñuelas que utilizar, links que manejar y otras lindezas que no sé ni pronunciar ni mucho menos escribir.

Y es que estamos en crisis. No hay duda, no hay vuelta atrás. Otra vez las mismas palabrejas en los telediarios, en la prensa, en las tertulias de café. Casi las tenía olvidadas pero parece que esta vez son de verdad.

El uno que no paga, el otro que no cobra, el otro que no presta. Si Adam Smith levantara la cabeza y ya no te digo Marx (Karl,con perdón). Aunque ahora que pienso no sé que hago yo escribiendo (¿escribiendo?) de Economía. Así que zapatero (con minúscula) a tus zapatos. ¿Y cuáles son mis zapatos? ¡Ay! si lo supiera...

Prometo en próximos episodios colocar vídeos y audios con musiquicas guapas, que a lo mejor por ahí, nos entendemos mejor.

Besos y abrazos, internautas-blogeros anónimos y desconocidos.

domingo, 13 de julio de 2008

LAS LINEAS ESTABAN MOJADAS

Las líneas estaban mojadas. Es lo que había oído a través de la pared del baño, solitario espía sin vaso, en posición poco novelesca. Las líneas estaban mojadas. Y aquello le preocupó. Era una frase sencilla que parecía encerrar un significado más allá de su literalidad. Se sintió sobresaltado al escuchar esas cuatro palabras que tomadas de una en una y por separado, no le habrían causado mayor interés, pero que juntas y en ese orden, le golpearon a la altura del intestino grueso. A veces sucede que una palabra repetida una y otra vez, utilizada a diario, llega un momento en el que se te presenta como una desconocida, como la hija adolescente que se levanta un día por la mañana convertida en la novia del chulito del colegio, extraña en la mesa del desayuno. No le prestamos atención hasta que se nos queda mirando y entendemos que no es lo que habíamos frecuentado con la certeza del que se sabe entre amigos. Ya, no. Y así será de ahora en adelante.

Algo chocó en su cabeza, no era una sucesión lógica, pese al sujeto-verbo-predicado, la semántica convertida en un peligro. Imaginó un cable de teléfono, mejor dicho, un tendido de líneas telefónicas mojadas por la aburrida lluvia, impidiendo la transmisión eficaz de un mensaje importante. Lástima que los avances de la técnica hicieran ridícula aquella interpretación. A quién podía importar que se mojara la línea en un mundo inalámbrico, en un espacio digitalizado, pasajeros sin rumbo en un viaje estelar. No, no era eso. Luego pensó en un campo de fútbol, otra vez la aburrida lluvia de hace un rato, la blanca cal desdibujada que entorpece el señalamiento de la pena máxima, imposible que el árbitro determine si la dura entrada por detrás, fue dentro o fuera del área. Trifulca monumental cuando decide señalar el penalti en contra del equipo local que se juega la vida en aquel partido. No le suena haber escuchado nada en las noticias, quizá el partido era modesto y no trascendió la cosa. Explicación poco satisfactoria, su perturbación no podía provenir de un hecho tan prosaico. Las líneas estaban mojadas y estaba clarísimo que algo malo se derivaba de aquello. La asexuada voz lo había dicho alto y claro, seguramente para que él lo oyera y ahora fuera incapaz de terminar lo que le había llevado al baño, los pantalones a la altura de los tobillos.

Las líneas seguían mojadas y su miedo en aumento. Una carta, un libro, un texto impreso en papel que contenía una historia conmovedora, tanto como para hacer llorar al lector anónimo que con sus lágrimas descorrió la tinta. Sentimientos retroalimentados entrando por los ojos y volviendo al origen, camuflados en una solución acuosa ligeramente salada, un círculo del que no pudo escapar, una reverberación en el tiempo congelado en espiral, atravesando planos y lugares, rebotando en la maldita habitación de al lado, en el homólogo y funcional baño del vecino invisible de la puerta contigua. ¿Quién necesitaría decirlo en voz alta?, ¿Quién estaría dispuesto a oírlo?. Se le ha dormido la pierna derecha y definitivamente no ha logrado ninguno de sus dos objetivos, el que le trajo al borde de la blanca loza y el que se encontró, retumbando entre los azulejos. Ha decidido que lo mejor es acabar con aquello. Aceptar su derrota fisiológica y mental. Levantarse, bajar la tapa, subir slip y pantalón, ahorcar el botón y horadar el cinturón. Un poco de agua fresca en la cara y aquí no ha pasado nada.

Al cerrar la puerta del baño a su espalda, sintió un enorme alivio. Notó que clausuraba una dimensión desconocida y que le sería difícil volver a entrar. Lo más complicado iba a ser explicarle al vecino, intentar convencerle de que le dejara pasar a su casa, que le tenía algo que contar. Necesito ir al baño. No te preocupes, conozco el camino.

BIENVENIDOS

Hola, amiguitos:

Me siento como Miguel Ríos cuando se desgañitaba cantando aquello de los hijos del rock and roll, por las plazas de toros.

Ya véis, soy viejuno y me gusta muchachada nui. Sólo un abuelete citaría en su primer texto al Mike Rivers y sólo un fan de los albaceteños habría utilizado lo de viejuno.

Esto del blog va a ser más complicado de lo que yo me esperaba, llevo dos líneas y ya estoy desvelando mis intimidades, esto es un "estriptis" emocional y encima sin cobrar. (Aquí vendrían fenomenal unas risas enlatadas pero no se puede, al menos eso creo).

También me acuerdo ahora de Robinson Crusoe, el de la isla, el que naufragó, vamos. Tirando mensajicos en las botellicas, al mar, en la esperanza de que alguien las recogiera, las leyera y las supiera interpretar. Yo no aspiro a que me rescatéis, bueno, ya veremos, pero sí a que me prestéis un poquito de atención. Aunque, ahora que pienso, ¿A quién pueden interesar mis chorradas, mis jalozadas? (Que bien llevao lo del título, no os parece).

Bueno, que para empezar ya está bien, que otro día con más tiempo e inspiración, os contaré más cosas. Y ahora en serio, que me siento como un niño el día de su Primera Comunión: Expectante y nervioso.

Un beso, si me lo permitís.

P.D. Ahora pondré otra entrada, con un texto literario, sesudo, escrito por el menda. Para que veáis que soy un tipo con mundo interior.